sábado, 25 de junio de 2016

El curandero místico


Imagen: Britannica
El escritor británico, V. S. Naipaul, es considerado uno de los intelectuales más importante de nuestra sociedad contemporánea. Hijo de inmigrantes provenientes del norte hindú, nació en Isla Trinidad (Reino Unido, 1932), se licenció en la Universidad de Oxford y trabajó como periodista en la cadena londinense BBC. Prodigio de las letras, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura (2001), por sus ensayos relacionados a la pérdida de la identidad cultural y a la constante alienación del hombre.

Precisamente, el conjunto de manuscritos más conocidos del escritor transcurre durante su estadía como estudiante universitario en Oxford, Inglaterra. En una serie de cartas dirigidas a su padre cuando él iniciaba su carrera profesional. En 1950, como consecuencia de una beca, Vidia Sura Naipaul tuvo de abandonar su natal Isla Trinidad para emprender una nueva vida, allí no sólo comienza su formación adulta, sino también, su particular estilo literario que lo llevará al éxito.

El conjunto de correspondencias tiene como protagonistas a Vidia Naipaul y Seepersad Naipaul, su padre, una suerte de escritor frustrado debido a las responsabilidades familiares. No es común, pero cuando dos escritores conversan, surgen anécdotas interesantes. Al leer las cartas, uno descubre un detalle significativo, no hay competencia ni envidia. Todo lo contrario, padre e hijo se alientan, se apoyan, se ayudan y hasta se corrigen. El padre le resalta que la escritura es un talento que se desarrolla con lentitud y el hijo, ya vislumbra un futuro esplendoroso.

No hay secretos, ambos son consientes de sus realidades, quizás, una de las razones sea el lazo familiar alimentado por los valores hindúes. En este sentido, Naipaul acepta los consejos de su padre, referido a la sencillez al momento de escribir y dejar de lado la complejidad del texto para enfocarse en el lector común. Naipaul ha encontrado en su padre, un confidente; conversan sobre sus lecturas nocturnas, sus anécdotas diarias, la sociedad anglosajona y el nacimiento del amor con la que sería su primera esposa. 

Sin embargo, la tragedia llega y la muerte de su padre cae como un balde de agua fría al joven Vidia Sura Naipaul. Con un tono conmovedor, escribe unas últimas palabras arrojando una melancolía personal: «Padre, finalmente mi primer libro "El curandero místico" ha sido seleccionado por una editorial». Con el tiempo, las sensaciones de sufrimiento y dolor se disipan, pero el recuerdo de que el padre ya no está quedará impregnado para siempre.

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