domingo, 17 de julio de 2016

Flaubert, el novelista disciplinado


Imagen: ABC
El escritor francés, Gustave Flaubert, es considerado uno de los mejores novelistas de la historia. Prodigio de las letras, reconocido por sus técnicas narrativas, se dedicó a la 'búsqueda de la palabra exacta' en cada una de sus líneas, experimentando una incalculable cantidad de fracasos hasta que publicó su obra más formidable, Madame Bovary, y que después lo convirtió, finalmente, en uno de los mejores escritores de todos los tiempos.

Algunos críticos consideran que es el primer novelista disciplinado y no carecen de fundamentos. Antes de Flaubert, los escritores intuían que el éxito o el fracaso eran consecuencias de sus espontáneas composiciones; pero sólo después de Flaubert, los escritores estimaron a la literatura como una fuente importante de conocimientos y conciencia artística. Así, los escritores se apartaron de la espontaneidad y comenzaron a trabajar de manera responsable y ordenada.

Flaubert repetía que la parte más importante de una novela, es el narrador, ese personaje omnipresente que nos relata la historia pero que en ocasiones interfiere, confundiendo las acciones de los personajes principales. Por eso, Flaubert sometía cada una de sus frases a la 'prueba del oído', que consistía en leer en voz alta y si sonaba de manera armoniosa y nada desentonaba, entonces la frase se convertía en una perfecta expresión del pensamiento.

Flaubert perfeccionó una serie de recursos narrativos encaminados a invisibilizar al narrador. Así notamos que su fórmula no implicaba una única manera de contar todas las historias, sino, más bien, que cada historia tiene una manera privilegiada de ser contaba, una manera auténtica e irrepetible, donde sólo se podía llegar a la excelencia cuando los protagonistas se emancipaban del narrador y lograban su autonomía, por eso, si hay que resumir la gran contribución de Flaubert, es la del libertador de personajes. 

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