sábado, 26 de noviembre de 2016

Fidel Castro, el eterno tirano


Imagen: El País
«Fidel Castro, el líder revolucionario que se enfrentó a las más importantes potencias capitalistas, ha muerto. Después de 57 años, Cuba amaneció sin su dictador, uno de los hombres más poderosos del planeta».

El 8 de enero de 1959, Fidel Castro llegó a La Habana para reafirmar la destitución de Fulgencio Batista y consolidar su legado como el próximo mandatario cubano. Fidel apareció en primer plano, hablando con firmeza y pasión, mientras miles de seguidores aplaudían con entusiasmo. Al final, se liberaron palomas blancas como símbolo de paz, cuando una de ellas aterrizó sobre el hombro de Castro, la muchedumbre estalló, se había convertido en un icono revolucionario.

Años después, fue ratificado por el Consejo de Estado, como Presidente de la República de Cuba. Fidel Castro había llegado a la cima del poder y ostentaba su dominio con tiranía, montado sobre un tanque de guerra que amedrentaba a todo aquel que pensaba confrontarlo. Fidel decidía cada detalle, desde el color del uniforme militar hasta los encargados de la extracción de leche de vaca, se convirtió en el líder máximo.

Sin embargo, contra todo pronóstico logró perpetuarse en el poder, y es que Fidel Castro tenía admiradores, esos que lo alababan como un gran hombre, un héroe, una divinidad. Castro fue, posiblemente, el líder más poderoso de América Latina, influyó en la carreras políticas de Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales. Sin duda, la revolución cubana fue más que la transformación de una sociedad, se convirtió en una fuerte corriente ideológica, imitada por muchos gobernantes latinoamericanos.

Dicen de Castro, que era un hombre sumamente brillante y no carecen de fundamentos, durante una entrevista a la revista Playboy se resistió a que lo llamen 'dictador', y respondió: «Si ser un dictador quiere decir gobernar por decreto, entonces podría usar ese argumento para acusar al papa de ser un dictador. [Y si hablamos de Ronald Reagan, recordemos que] su poder incluye la capacidad de ordenar una guerra termonuclear, y ahora les pregunto yo: ¿Quién es más dictador: el presidente de los Estados Unidos o yo?». 

Por otro lado, conocíamos su amistad con diversos intelectuales, en especial con Gabriel García Márquez, quien un día, le envió el texto inédito de su obra 'Del Amor y Otros Demonios'. Fidel lo leyó con detenimiento y observó una incongruencia en una de las oraciones, donde un hombre paseaba en un caballo de once meses. Entonces, Castro llamó a su amigo y le dijo: «Gabo, añádele dos o tres años más a ese caballo, porque uno de once meses es aún un potrico [potrillo]». Claro está, que Gabriel García Márquez corrigió el desliz, y aunque no le agregó dos o tres años más al caballo, eliminó lo de once meses, que desde luego era una crítica atinada.

Fidel Castro marcó un giro en la historia de América Latina, instauró un gobierno de terror, avasallamiento y persecución. Miles de cubanos tuvieron que exiliarse y alejarse de sus familias, algunos jamás lograron volver y otros lo perdieron todo. Lo considerábamos inmortal, pero al final comprobamos que era humano. Lo vimos convertirse, lentamente, en un león herbívoro, sin liderazgo ni poder. Todo comenzó como un ideal que muchos compartieron pero que se desbordó e impuso una ideología que estaba con él y a la vez, contra él. Ahora el mundo será menos malo y es probable que la situación política cubana, mejore, lo cierto es que fue uno de los hombres más poderosos del planeta, pero todo eso ya acabó.

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