jueves, 31 de agosto de 2017

Julio Ramón Ribeyro y su decálogo del buen narrador


Imagen: Grupo El Comercio
El escritor peruano, figura destacada de la llamada Generación del 50 y uno de los mejores cuentistas de la literatura latinoamericana. Recibió su primera enseñanza en el Colegio Champagnat de Lima, para posteriormente ingresar a la Universidad Católica del Perú (1946), donde cursó letras y derecho. Abandonó los estudios jurídicos en 1952, cuando se encontraba en el último año de la carrera, al recibir una beca para letras en Madrid, donde comenzó a escribir sus primeros relatos, tiempo después de su consagración, decidió compartir su decálogo del buen narrador. Aquí sus diez pautas:

I. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo.

II. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real, debe parecer inventada y si es inventada, real.

III. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.

IV. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto, mejor. Si no logra ninguno de estos efectos, no existe como cuento.

V. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.

VI. El cuento debe solo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.

VII. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.

VIII. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.

IX. En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.

X. El cuento debe conducir necesaria e inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

Fuentes: Qué leer, Lecturalia, Zona Literatura.

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