sábado, 27 de agosto de 2016

Aquí no entra ni un alma


Foto: Geraldo Capillo │ Edición: Lucid App
«Hace algunos años, la Organización de las Naciones Unidas publicó un informe donde revelaba que casi la mitad de la población vivía dispersa en las grandes zonas urbanas del mundo. Eso ocurre en Mesa Redonda, uno de los centros comerciales mayoristas más transitados del Perú».  
Lima, se encuentra entre las cincuenta ciudades más pobladas del planeta, debajo de Seúl (Corea del Sur), Yakarta (Indonesia) y Londres (Inglaterra). Sin embargo, basta retroceder en el tiempo y recordar el momento en que se fundó La Ciudad de los Reyes, cuando sólo habían 26 mil habitantes, en la actualidad, cerca de 10 millones de personas viven en la capital y representan el 50% de la población económicamente activa de la nación.

A estas alturas, no podemos negarnos ante la realidad, Lima es una ciudad sobrepoblada. Las proyecciones indican que en treinta años, más del 60% de los habitantes vivirá en alguna gran metrópoli del mundo. Inclusive, la propia ONU ha decidido denominar como "megaciudades" a las grandes zonas urbanas donde residan más de diez millones de personas. La capital presenta un fenómeno nunca antes visto, es una de las urbes más importantes y también más pobladas del planeta.

Edición: Lucid App
En el trayecto hacia Mesa Redonda, uno de los centros comerciales mayoristas más transitados de la capital, se encuentra un hombre disfrazado de anciano que busca captar la atención de los transeúntes. Mira a su alrededor, evoca algún recuerdo alegre y comienza a bailar. Me pregunto si realmente está feliz, o quizás, oculta su infelicidad para ganar algunos billetes al final del día. Excéntrico y a la vez enigmático, porque dentro de ese traje puede haber un hombre mundano y sin aspiraciones, pero también, puede haber un joven talentoso y un futuro profesional.

Hay muchos prejuicios sobre la labor de la inutilidad, un reconocido escritor decía que no se puede crear (una buena obra o un  buen personaje) si mantenemos nuestra mente ocupada; debemos seleccionar los mejores recuerdos, esos que inspiran y enaltecen el espíritu, y sólo en ese momento lograremos entender el concepto de hacer las cosas bien. Como el difícil trabajo del ocio, por ejemplo, del cómico o del mago, parecen profesiones inútiles pero están repletas de acciones complejas y movimientos precisos, sin contar el poco tiempo que tienen para impactar a su público. La puesta en escena debe ser dinámica, aunque suele suceder que después de la actividad artística no ocurra nada más, pero, quién sabe, oculto entre la multitud, uno de los espectadores logre ser su sucesor.

Edición: Lucid App
Aún no culmina el recorrido pero al ingresar a Mesa Redonda, se escuchan muchas voces. «¡Aquí no entra ni un alma!» grita con énfasis un vendedor ambulante. Recordemos que después del catastrófico incendio ocurrido en diciembre de 2001, Mesa Redonda ha resurgido de las cenizas, y una década más tarde ha vuelto a tener el protagonismo que tanto buscaba y sobre todo, ha vuelto a ser uno de los lugares más transitados del país, junto a La Parada, el popular centro de abastos y Gamarra, el famoso emporio textil. 

Al cruzar la Avenida Abancay, se puede observar a decenas de estibadores; cada uno de estos hombres debe cargar más de cien kilos diarios para ganarse la vida. El destino los trajo y no se amilanaron, su oficio se encuentra entre los más extenuantes del país pero ellos aún guardan sonrisas que se dibujan a cada minuto. Con nada más que sus humildes carretas, los estibadores forman parte de una asociación debidamente inscrita en la Municipalidad de Lima,  y aunque sus ingresos no superan los treinta soles diarios, son consientes que bajo un estricto y paciente proceso de ahorro, podrán lograr materializar sus sueños. Quien dude sobre la fortaleza de estos hombres, estaría enormemente equivocado. Sus brazos enérgicos son producto de la quinua y maca, alimentos oriundos que todos los días le otorgan la dosis exacta de confianza e ilusión.

Un reconocido escritor mencionó que el ciudadano peruano tiene dos virtudes que no se los quita nadie: «La creatividad y el optimismo». Si reflexionamos, su corta definición no está muy lejos de la realidad, el peruano busca oportunidad de trabajo donde no la hay, entonces, la crea y tiene total confianza en que sus esfuerzos tendrán frutos. Si no, recordemos a las miles de personas que lograron hacer realidad sus sueños, juntando sus historias individuales y formando una gran historia colectiva que ha logrado empujar a la ciudad al camino de la prosperidad. 

En los últimos cincuenta años, nuestra capital ha crecido enormemente y tenemos una economía sólida impulsada por los grandes visionarios del comercio, sin embargo, nuestra capital se ha convertido en un lugar desordenado e incontrolable. Nuestras autoridades deben actuar sobre eso, formalizar a los que han llegado al éxito debido a su negligencia e irresponsabilidad, para finalmente, construir una ciudad disciplinada y direccionada, y así evitar el caos social que preocupa a Beijing (China) y Bombay (India), megaciudades asiáticas, tan históricas, tan prósperas y tan pobladas.

2 comentarios:

  1. Como hueveando, volví a leer con detenimiento tu crónica. Me daré el tiempo de criticarlo porque estoy divertido. Para empezar, tengo que decir que eres el primer huevón de la u. que escribe algo decente (al menos en crónicas, porque en poesía tenemos a Myte, que también es la única además de Tafur). Solo un detalle: los estibadores pueden ganar hasta 100 lucas en algunos casos, no hasta 30 como dices. Y, a pesar que es válido, pero -siendo un poco más subjetivo- el uso de las palabras como "seguimos caminando", "observo", "me encuentro", o de ese estilo, le quitan ese perfil informativo y omnisciente que le das. Quiebra un poco la armonía sin necesidad de embarrarlo totalmente. Es cuestión de estilos. Fuera de eso, buen trabajo. Sigue subiendo crónicas. Cambia de aires.

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    1. Y tú compañero Andy, el primer huevas tristes que comenta con base y fundamento. Toda crítica constructiva es bien recibida, siempre hay algo que mejorar y trabajaré en eso, buen análisis.

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