domingo, 15 de junio de 2014

Las Anécdotas del Escritor Bryce


Hace poco terminé de leer Permiso para Vivir de Alfredo Byce Echenique y compartiré con ustedes algunas de las múltiples historias que nos cuenta en un libro al que él ha catalogado como "Antimemoria". Ficha bibliográfica: Alfredo Bryce Echenique. Permiso para Vivir. Segunda Edición. Lima, Perú. PEISA. 1993.

 -“Y prefiero repetir a lanzarme en busca de un sinónimo. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que no tenga un diccionario de sinónimos. Lo consulto, además, pero en momentos en que no estoy escribiendo”. 

-“Y así concluye esta nota de autor que dejé resbalada en capitulo primero para evitar el riesgo de que se convirtiera en un prólogo. O sea en esa cosa que se escribe después, se pone antes, y no se lee ni antes ni después”. 

 -“El Wetter, además, era muy frecuentado por peruanos que pasaban la voz, pues se trataba de un hotelito muy bien situado en el Barrio Latino, barato y limpio como pocos. Y su legendaria administradora, sobre la que Vargas Llosa y García Márquez han escrito, merece por lo menos una breve mención en la historia de la literatura latinoamericana, por el olfato que tuvo al ayudar a dos jóvenes y a desconocidos escritores, que luego alcanzaron la consagración universal, en sus épocas de vacas flacas”. 

 -“He estado reflexionando -me dijo-, y acabo de llegar a la siguiente conclusión: No hay muchos escritores en el Perú, o sea que es realmente imposible que dos se maten en un mismo vuelo. Que un escritor se mate, de acuerdo, viejo, pero dos…dos, ni de a caihuas, viejo”. 

-“Para algunos periodistas, yo era un intelectual verdaderamente comprometido con el proceso peruano y hasta un verdadero experto en cuestiones de reforma agraria o nacionalizaciones; era un hombre capaz de juzgar y pontificar sobre muchos temas de momento, y la verdad es que me miraban con un profundo desconcierto cuando les decía que, al cabo de ocho años de ausencia, era a mí a quien me correspondía hacer las preguntas".

 -“Recuerdo haber dormido muy mal varias noches seguidas, antes de tomar la decisión de dirigirme al correo para enviarle el siguiente telegrama, firmado por Maggie, mi ex esposa: “Escritor Bryce Echenique falleció hace un año en un trágico accidente de automóvil".

 -Mire, Alfredo -me dijo-, esta es mi ultima noche en París y me gustaría mucho pasarla en su casa. 
 -No sabe cuanto se lo agradezco, Juan. 
 -No, no me lo agradezca tanto, porque la verdad es que somos veinte. 

-“Y así empecé mi invisible retorno a la casa hacienda. Me arrastraba hasta los algodonales y sólo me incorporaba de rato en rato, para asomar la cabeza y ver si, en vez de acercarme, me estaba alejando”. 

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