Imagen: Univisión |
La libertad brilla por su ausencia. Encarcelan a todo aquel que represente un peligro para la dictadura, pero más allá del abuso, denota miedo y son incapaces de enfretarlo. Leopoldo López es uno de los presos políticos que sufre las consecuencias, lo humillan en su celda con insultos e infamias, no le permiten leer ni escribir, está completamente aislado, como si fuera un sicario. López sólo defiende lo que cree justo y millones de personas comparten esa misma voz. Quizás esa fue su falta, encabezar una multitud y aclamar por libertad.
Se acabaron las instancias democráticas para luchar contra la dictadura madurista. Por eso, las esposas de los opositores buscan ayuda, quieren que los países vecinos intervengan y eviten que Venezuela se convierta en un país totalitario. Es inútil tocar la puerta de Rafael Correa, Evo Morales y Cristina Fernández porque ellos comparten y aplauden las reformas dictatoriales de Nicolás Maduro. Por nuestra parte, el Presidente no recibió a las esposas de los presos políticos, no sorprende, sólo recordemos las reuniones entre Ollanta Humala y Hugo Chávez, grandes amigos.
La lealtad del Mandatario ante los seguidores de Chávez es evidente pero debe analizar la situación, él es más que Ollanta Humala, es el Presidente de la República, la persona que representa a la nación, una nación que rechaza las dictaduras y por respeto a nuestra patria debió escuchar a esas mujeres luchadoras.
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